¡Tamaliza! Tamale Party
Arranca el año y, con ello, continúan las ricas tradiciones que nos enriquecen y, a veces, nos deleitan el paladar. Prueba de ello es la celebración de la presentación de Jesús en el templo y la purificación ritual de la Virgen María, que se celebra el 2 de febrero y que coincide con la festividad del Día de la Candelaria, fecha en que, quien tuvo la fortuna de sacar al Niño Dios en su pedazo rosca, lo vestirá y llevará a misa, además de, lo más importante, proveer los deliciosos tamales para la comunidad.
Un poco de historia…
Es posible suponer que la manera común de preparar este milenario y nutritivo alimento, a base de maíz, desde la época prehispánica, fue casi como lo conocemos ahora: una porción de masa de maíz —mezclada o rellena con otros ingredientes—, envuelta en hoja y cocida al vapor. Como todo buen platillo, requirió de mucho tiempo para irse perfeccionando hasta dominar las variantes de la receta, incluyendo la técnica, desde luego. Por ejemplo, los raspadores de piedra para desgranar las mazorcas, las ollas y pichanchas para elaborar el nixtamal, las manos y metates para moler el grano, así como las ollas y tapas para cocer la masa.
Para los tamales se utilizan básicamente dos tipos de masa, una en la que el grano se muele directamente tras ser cortado de la mazorca, cuando aún está tierno, común para la elaboración de los elotamales. La otra es la de nixtamal, resultado del cocimiento del grano en agua con cal, en cuyo origen tenía como propósito facilitar la molienda del maíz, sobre todo cuando el grano tenía tiempo almacenado y que fue fundamental en la alimentación del México antiguo, pues dicha cocción libera sustancias que facilitan su digestión, a la vez que aumentan su valor nutritivo.
En la actualidad, casi todos los pueblos originarios consumen tamales con uso ritual o como parte de la alimentación cotidiana, es decir, que es una herencia prehispánica para México y el mundo. Como ejemplo, baste decir que hoy en día entre los nahuas de la Huasteca veracruzana los tamales representan una de las ofrendas más importantes del ciclo ritual, pues su tamaño, forma e ingredientes son parte esencial de la relación que guardan con sus divinidades.
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The year begins and, with it, the rich traditions that enrich us and, at times, delight our palates continue. Proof of this is the celebration of the presentation of Jesus in the temple and the ritual purification of the Virgin Mary, which is celebrated on February 2 and which coincides with the Candelaria Day festivity. , date on which, whoever was fortunate enough to take out the baby jesus in their rosca slice, will dress him and take him to mass, in addition to, most importantly, providing delicious tamales for the community.
A little history…
It is possible to suppose that the common way of preparing this ancient and nutritious food, based on corn, since pre-Hispanic times, was almost as we know it now: a portion of corn dough —mixed or filled with other ingredients—, wrapped in a leaf and steamed. Like all good dishes, it took a long time to improve until mastering the variants of the recipe, including the technique, of course. For example, the stone scrapers to to cut the kernels off, the pots and pichanchas to make the nixtamal, the hands and metates to grind the grain, as well as the pots and lids to cook the dough.
Basically, two types of dough are used for tamales, one in which the grain is ground directly after being cut from the cob, while it is still tender, which is common for making elotamales. The other is that of nixtamal, the result of cooking the grain in water with lime, whose original purpose was to facilitate the grinding of corn, especially when the grain had been stored for a long time and which was fundamental in the diet of ancient Mexico, since this type of cooking releases substances that facilitate their digestion, while increasing their nutritional value.
Currently, almost all native towns consume tamales for ritual uses or as part of the daily diet, meaning that it is a pre-Hispanic heritage for Mexico and the world. As an example, it’s important to say that today among the Nahuas of the Huasteca of Veracruz, tamales represent one of the most important offerings in the ritual cycle, since their size, shape, and ingredients are an essential part of the relationship they have with their divinities.
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