Platón y el amor y viceversa / Plato and love and vice versa
Sin siquiera pensarlo el filósofo griego, y eso que Platón era bueno en ello, el amor en nuestros días tiene una fuerte relación con Platón, la cual se remonta —y deriva— de uno de sus famosos Diálogos: El Banquete o del amor, una de sus obras más conocidas y, quizá, la más famosa.
Resulta que junto a los dioses vivían unos seres llamados andróginos formados por el componente femenino y masculino, ambas partes unidas por la espalda, formando seres con cuatro piernas y cuatro brazos. De espíritu arrogante y altivo decidieron enfrentarse a los dioses olímpicos; conociendo sus intenciones, los dioses se reunieron para decidir cómo actuar. Por un lado, no querían actuar como con los gigantes, eliminándolos, puesto no querían perder las ofrendas de los andróginos; por otra parte, no podían pasar por alto la afrenta, sin responder de forma contundente, pues otros les perderían el respeto y el miedo que les profesaban.
Zeus decidió darles un escarmiento que les bajara los humos sin destruirlos. Así que los dioses decidieron partirlos a la mitad, a fin de que se convirtiera en dos seres lo que antes fuera uno, dividiéndolos por sexo, limitando sus fuerzas, aunque duplicando su número.
En caso de continuar en rebelión, los dioses los amenazaron con separarlos de nuevo, con lo que quedarían andando en un solo pie. A partir de entonces, esos seres buscan su otra mitad (¿les suena familiar?), perdida no se sabe dónde, para volver a unirse, para volver a ser uno, otra vez, como antaño, como fueron hace tiempo.
Sin duda es una metáfora ideal de lo que era —y es— el amor en nuestros días: el amor es la unión de dos personas para convertirse en una sola, sin perder lo que tiene cada una de ellas, sin perder su individualidad, por el contrario, al unirse se crea un nuevo ser con las partes de cada uno, sumando para convertirse en un solo ser, unidos por el amor.
Suena maravilloso, ¿no lo creen?
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Without even thinking about it the Greek philosopher, and even though Plato was good at it, love in our days has a strong relationship with Plato, which goes back —and derives— from one of his famous Dialogues: The Banquet or Love, one of his best-known works and, perhaps, the most famous.
It turns out that along with the gods there lived some beings called androgynous, made up of the feminine and masculine components, both parts joined at the back, forming beings with four legs and four arms. With an arrogant and haughty spirit, they decided to confront the Olympic gods; Knowing their intentions, the gods met to decide how to proceed. On the one hand, they did not want to act as they did with the giants, eliminating them, since they did not want to lose the offerings of the androgynous; on the other hand, they could not ignore the affront, without responding forcefully, because others would lose the respect and fear they professed.
Zeus decided to give them a lesson that would lower them a lesson without destroying them. So the gods decided to split them in half, so that what was once one would become two beings, dividing them by sex, limiting their forces, although doubling their number.
In case of continuing in rebellion, the gods threatened to separate them again, so they would be left walking on one foot. From then on, these beings look for their other half (does it sound familiar?), lost who knows where, to reunite, to become one again, as before, as they were long ago.
Without a doubt, it is an ideal metaphor for what love was —and is— nowadays: love is the union of two people to become one, without losing what each one of them has, without losing their individuality. On the contrary, when uniting, a new being is created with the parts of each one, adding up to become a single being, united by love.
Sounds wonderful, don't you think?
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